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4.4.09

El niño no me come.... Socorro !!!!!



Los niños, que con frecuencia pensamos, que no están suficientemente preparados para tomar sus propias decisiones, a veces no quieren probar bocado. El que, en alguna ocasión, los niños no tengan hambre, puede disparar todas las alarmas, y hacer le comer aunque no tenga hambre.

Comer se relaciona con el gasto energético, si no se hace nada de actividad, lo normal es que tengan poca hambre o nada de hambre, si por el contrario, han estado toda la mañana correteando, deben tener hambre. Este es el ciclo razonable.





El ser humano, en función de su crecimiento, cumple determinadas etapas. En los primeros seis meses de vida, tiene una incorporación de tejido graso muy grande y un crecimiento acelerado. Y tiene una demanda de alimento muy importante. Esta demanda empieza a disminuir a partir de los seis meses. Entre el año, o los 15 meses, y los tres años, ellos atraviesan una etapa de inapetencia fisiológica, que es funcional y, de alguna manera, hay que respetarla.

Los especialistas afirman que las fluctuaciones del apetito son normales siempre que el chico se mantenga activo y crezca de una manera normal. Además, si un chico come algún bocado a deshora, es probable que a la hora de la comida no tenga apetito.

Esto quiere decir que los niños, en circunstacias de buena salud, saben de manera innata, cuando deben comer más y cuando deben comer menos.
El mal hábito de comer por gula, comer por comer, puede venir después. La alimentación es también una parte de la educación a los hijos.




Falsas relaciones

Hay que vigilar de no gratificar al hijo únicamente a través de la comida: “Si te comes todas las patatas, tendrás natillas de chocolate, o se las doy a tu hermano, que se lo ha comido todo”.








NO SE DEBE SOBREDIMENSIONAR LA ALIMENTACIÓN.

NO SE PUEDE PREMIAR CONSTANTEMENTE UNA BUEN CONDUCTA CON UNA CHOCOLATINA.


PORQUE LO QUE ESTAMOS HACIENDO ES QUE EL NIÑO APRENDA A COMER LO QUE MÁS LE GUSTA, POR RECOPENSA, Y NO COMER LO QUE NECESITA, PORQUE ES, CASI, COMO UN CASTIGO.





La educación



Beatriz

Se podría decir que en toda mi vida, prácticamente he estado 4 años sin hacer dieta, desde los 4 hasta los 8 años. Pero estos 4 años tampoco fueron ninguna tranquilidad, porque en esos años mi madre se había empeñado en que estaba delgada, y cada tarde tenía que merendar, me gustase o no, tuviera o no tuviera hambre, una tortilla de patatas de 2 huevos, una enorme rebanada de pan.

De la noche a la mañana pasé de estar delgada a estar gorda. Un día me dijo “estás gorda, comes demasiado, tienes que hacer dieta”. Pasé de comer sin apetito, a pasar hambre. En esos años de infancia aprendí a no comer en las horas correspondientes. Mi madre me hacía una ensalada, una pechuga de pollo a la plancha y una mandarina. Llegué a aborrecer aquella dieta, tenía que comer a la fuerza la pechuga de pollo a la plancha. Pero tanto mi madre como yo, sabíamos perfectamente que yo no comía solamente eso (si yo no hubiese comido más que eso, me hubiera convertido en un esqueleto). Viví mi infancia sobre la base de la irrealidad, de la comunicación difusa, a los mensajes ambiguos, a un tipo de vida basado en esconderme, en hacer creer cosas a escondidas.



Alex

Mis padres tenían terminantemente prohibido que nadie dejara nada en el plato. En casa, la comida era como una religión, una bendición (incluso, antes del cortar el pan hacían el ritual de santiguarse). Tengo en mi mente un recuerdo de mi más tierna infancia: la abuela enfrente mío, arremangada, con las dos piernas bien abiertas para que cupiera entre ellas la silla, donde yo estaba sujeto, dándome de comer un enorme plato de sémola, mientras la miraba con horror, porque sabía, que, si o sí, tendría que tragarlo todo, todo, sin dejar rastro.





La alimentación está relacionada con la actividad


Se debe comer en base a lo que consumimos.


No se debe comer en base a la celebración que toca.


Si hemos entendido que un niño sano, que no ha hecho ejercicio, tiene poca hambre. Su justa consecuencia es que un adulto que no se mueve, tampoco tiene porque tener más hambre que la necesaria.


El equilibrio energético hace referencia al simple proceso de cómo el cuerpo usa la comida para obtener energía y para quemarla. Cuando ingerimos alimentos, nuestro cuerpo convierte las calorías en energía.


Nosotros usamos esta energía para nuestra actividad diraria, los movimientos habituales... lo normal es que nuestra actividad física sea mínima, que no pase a la de andar un poquito. Con lo cual, se exige que se haga una actividad suplementaria, porque en caso contrario hay que comer muy poco para equilibrar lo que consumes con lo que gastas.

Tu peso se ve afectado directamente por tu consumo calórico en relación con las calorías que has quemado. Cuando las calorías consumidas son equivalentes a las calorías quemadas, el resultado es el equilibrio energético.


Todos los alimentos pueden encajar en un patrón sensato de comidas cuando se intenta mantener el equilibrio energético. El equilibrio energético no se trata de lo que come en una comida ni su nivel de actividad en una mañana determinada. En cambio, tiene que ver con tus patrones de ingesta y actividad, con el transcurso de los días, las semanas y los meses. Si haces corresponder lo que comes con lo que haces, te mantienes en un peso estable.



Tres recomendaciones primordiales respecto a la duración de la actividad física:


  • Procura realizar 30 minutos de actividad física de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana, si tu meta es simplemente reducir los riesgos para la salud.

  • Fíjate como objetivo 60 minutos de actividad de moderada a vigorosa la mayoría de los días de la semana si tu meta es controlar el peso y prevenir el aumento gradual de peso.

  • Necesitarás intentar llegar a los 60 a 90 minutos de actividad física de intensidad moderada si tu meta es iniciar una pérdida activa de peso.











5 comentarios:

sandra dijo...

me parece muy bien todo lo que dices. El debate podría ser muy extenso, desde las papillas y potitos, hasta loss menús escolares, pasando por las meriendas envasadas del supermercado. desde pequeños ya comen mal y la culpa si que aqui es claramente de los padres. En realidad, el trasfofndo de todo es que no se educa para alimentarnos. La alimentación deberia ser una asignatura de EGB. ... asi vamos¡¡¡

cristina lapedra dijo...

muy cierto, pero las madres somos sufridoras por naturaleza y siempre tenemos miedo de no alimentar lo suficiente a nuestros pekes. estar rollizo ha sido siempre un signo de salud enun niño, o no?

Jordi Carballido dijo...

En España tenemos el índice más alto de obesidad infantil de Europa.

La obesidad infantil es un problema grave, porque la mitad de estos niños serán adultos obesos. No tengas tan claro que "rollizo" sea sinónimo de salud.

Que sea el pediatra que te diga si esta bien, sigue sus consejos.

Pep Manel dijo...

Muy, muy interesante. Dejémosle conservar el instinto!!!
Un abrazo!

Rosa Lopez. Zaragoza dijo...

cierto, si tenemos tantos niños obesos, no será que alguien tendría que meter mano en el ttema de lo smenús escolares, de las meriendas de bolsa... de los chuches ue venden en los quioskos, ... sumen, sumen. Cuantas calorías? o les cambiamos el menu o que hagan mas deporte... que esta es otra...