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18.6.15

Mitos, leyendas y soluciones entorno al sobrepeso y la obesidad ( II ) Dietas por internet

MITO 4.  DIETAS POR INTERNET

Si escribimos en nuestro buscador la palabra “dieta”, en 0,33 segundos aparecerá un aviso de que hay 101 millones de referencias web para esta palabra.  Lo que nos indica la escalofriante demanda e interés (negocio) del término. 

La información es necesaria, la sobreinformación y sobre todo el empacho de información nos impide que analicemos detenidamente qué es lo que necesitamos realmente.

En internet, por un lado están las personas que escriben para explicar su experiencia, que es algo sumamente interesante en cuanto a experiencia personal, el problema muchas veces es que está tamizada por la propia persona que lo explica a su manera.  Pocas veces veremos escrito “Pasé por completo de las indicaciones, de las recomendaciones, de los controles y de las visitas… y así me fue, fatal”. 

Con demasiada frecuencia ocurre lo que llamo “explosión”, alguien que va a empezar un tratamiento de obesidad (el que sea), escribe muchos posts antes de empezar, anunciando que se ha decidido por tal clínica, o por tal tratamiento, luego muchísimos más posts cuando lo empieza, a veces reportajes día a día, hora a hora, de lo que está ocurriendo y unos resultados asombrosos en el primer mes, 5, 7, 10, 12 Kilos una maravilla.  Luego la cosa se mantiene unos meses, para luego ir bajando, bajando, hasta que ya no escribe.  Habíamos seguido a esta persona día a día, y nos hacían mucha ilusión sus resultados.  Lo normal es que los explosivos resultados iniciales se van estabilizando hasta que ya no se baja, e incluso se empieza a subir, allí viene la decepción, la tristeza y el dejar de escribir, una pena, porque nos quedamos muy tristes todos.

A mí me interesan sobre todo los testimonios “añejos”, las de personas que iniciaron su cambio, con el tratamiento que sea, y lo han ido manteniendo por años.  Sigo unos cuantos blogs con testimonios de personas que hicieron su proceso personal de bajar de peso y continúan con su proceso personal de saber mantenerse. Estos sí que son interesantes.

Hay infinidad de webs que muestran excelentes resultados, con dietas para bajar de peso, unas bastantes razonables, otras más bien diseñadas para un curso de supervivencia en el desierto.  Dietas para adelgazar que van desde las 1.500 Calorías a las 500 calorías… o menos. 

Se venden o publicitan productos que cuando los tomes van a dar resultados sorprendentes, algunos naturales, como la alcachofa, y otros que son pastillas, que en el mejor de los casos son ayudas naturales para ayudar a controlar el peso, y en el peor combinaciones químicas sin ninguna garantía médica.  Se calcula que las personas que hacen dieta se gastan una media de 40€ mensuales en remedios adelgazantes…. Que no adelgazan.

Entre las miles y miles de informaciones que puedas recibir de la web, no vas a encontrar ni una sola web, ni ninguna hoja de dieta, ni ningún procedimiento que te sirva para adelgazar.

Dicho de otra manera, no hay en el mundo nada ni nadie que pueda substituirte, y hacer que bajes de peso. 

El problema viene del empacho de información, de querer buscar “algo” o “alguien” que te dé la clave (¿mágica?) que va hacer que bajes de peso porque sí, porque pesar poco es bonito.  Entre tantos testimonios de personas que han hecho un antes y un después y han bajado asombrosas cantidades de kilos, técnicas nuevas, métodos nuevos, todo el mundo te ofrece lo que podríamos denominar “atajos” para saltarse las reglas y bajar de peso, es fácil perderse y olvidarse de lo elemental, que es aplicar el sentido común.

Vamos a poner un ejemplo, una persona quiere hacer el Camino de Santiago, va a la cadena de tiendas de deportes que todos conocemos y que se puede comprar de todo lo necesario a precios razonables, y se compra un equipo completo… más que completo… incluso le podría servir para hacer la ascensión al Everest.  Se ha olvidado de lo más importante, de escuchar su sentido común.  No ha tenido en cuenta que se plantea andar 800 Km en 30 días… cuando no es capaz ni de subir 5 pisos sin ascensor.  ¿Es lógico plantearse andar 800 Km sin la más mínima preparación?  Ni es lógico ni se ha aplicado el sentido común, por la facilidad en acceder a todo, a la posibilidad de comprar, pero “comprar” no significa “hacer”.   No existe en el mundo ningún calzado que te lleve de Roncesvalles a Santiago de Compostela. 

De  manera análoga, imagina esta situación, que quizá te resulte familiar.  Una persona, después de escuchar un estupendo y atractivo anuncio, o que a un amiga/o le ha ido fenomenal, decide hacer una dieta de las llamadas proteinadas.  Va a la tienda y sale cargada de bolsas que contienen cajas de cosas cargadas de proteínas: barritas de chocolate de proteínas, flanes de proteínas, macarrones al pesto de proteínas, tortillas de champiñones de proteínas, pizzas napolitanas de proteínas… total: 200, 300, 400, ó más, en euros.  Que se haya gastado este dinero, incluso, que haya escuchado pacientemente las explicaciones que se le han dado, no significa, ni mucho menos que va a adelgazar.  “COMPRAR” NO SIGNIFICA “HACER”.  Incluso gastando grandes cantidades de dinero.     
   
Tú no eres lo que sucede, sino aquel a quien le sucede.

La cosa va al revés, PRIMERO HAZ Y LUEGO COMPRA
En el ejemplo del Camino de Santiago, primero busca un calzado cómodo de los que hay en casa y planea excursiones, se consciente de lo que te propones, extrae de internet la información dosificada, de una manera racional interioriza tu proyecto, prepárate mental y físicamente.  A medida que vas practicando te vas dando cuenta de tus necesidades, que es lo que puedes hacer tú y qué es lo que puede hacer por ti la tienda de deportes, date cuenta que para andar 800 Km es necesario un calzado adecuado y ya usado en muchos meses, que tu mochila no puede pesar más de un 10% de tu peso.  En definitiva, hazte el dueño de tu proyecto.

Para bajar de peso es lo mismo.  Primero utiliza tu sentido común, empieza por eliminar lo más escandaloso que haces y que no te ayuda para nada.  De una manera  poco traumática empieza a reducir el tamaño de las raciones que comes, si te enloquecen los dulces, dosifícalos gradualmente.  Empieza por ponerte algunos límites, los que puedas hacer. 

Cambia la manera de hacer la compra.  Cambia calidad por cantidad.  Haz una compra menos voluminosa pero cargada de productos más saludables. Sé consciente de lo que compras y de si realmente te conviene, a ti y a tu familia. 
Planea de manera informal alguna excursión, empieza a andar, empieza a moverte. 

No te quites ningún alimento sino entiendes que debes quitártelo, que no sea un sacrificio, sino la consecuencia de haber meditado sobre lo que conviene más a tu salud.

Vamos a suponer que te gustan los canelones, bueno… más que gustarte… te apasionan.  Planifícalo bien, primero decide el día que vas a comer canelones, si son caseros haz cambios para que sean lo más sanos posible.  Si son de compra, planifica bien donde los vas a comprar, elige un sitio de confianza... de mucha confianza.  Como te gustan tanto, cocínalos con cariño, con sentido común, prepara con cuidado la mesa.  Haz una buena ensalada como entrante, que sea muy vistosa.  Antes de repartir, decide cuántos vas a comer, haz un examen sensato de tu realidad, no se trata de cuántos puedes pagar, o cuántos te caben en el estómago, se trata de saber cuál es la cantidad que te va a dejar bien. 

Aprende a escucharte.  Empieza por poner un cierto orden en tu alimentación, tu actividad mental y tu actividad física, que van estrechamente ligadas.  Antes de ir a dormir, desconecta 20 minutos el Whatsap  y la Tele, y escúchate a ti, piensa en lo que has hecho durante el día, y qué puedes mejorar. 

SÉ UNA PERSONA COMPROMETIDA CON TU SALUD Y LA SALUD DE LOS QUE VIVEN CONTIGO. 

Cuando hayas hecho estos primeros pasos, y los hayas implantado en tu vida, medita qué elementos pueden ayudarte a complementarlos… sin estridencias, sin atajos precipitados.

Conversa con tu cerebro y dale un buen argumento para bajar de peso, si le dices que es para lucir bikini, no lo vas a convencer, y no va a parar de decirte que tiene hambre. Incluso si le dices que es para bajar el colesterol tampoco te va a hacer mucho caso.  Busca unos buenos argumentos para que entienda que se había ido por un camino que no nos conviene (malos hábitos) y que hay que rectificar.  Tú mejor que nadie te conoces y seguro que sabrás hacerle entender que hay que hacer un cambio vital en esta vida.  



1 comentario:

Milu dijo...

Wao!

Es la primera vez que leo tu blog y estoy totalmente de acuerdo contigo. He probado millones de dietas, "técnicas mágicas" y demás y soy sincera con algo, si no eres constante y no vuelves de ello algo constante en tu vida, no bajas, o si lo haces volverás a subir.

Un excelente post, realmente me haz motivado.

Yo actualmente he empezado a intentar cambiar mis hábitos alimenticios de a poco. Si quieres leerme o compartir algunos consejos mi blog es: http://bajandokilosdesdehoy.blogspot.fr/