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5.7.08

La obesidad y el efecto montaña rusa






En el problema de la obesidad esta omnipresente la incapacidad por detenerse: una vez se empieza a comer, ya no hay nada que lo detenga, hasta no poder más. Mientras no se come, todo esta relativamente tranquilo (a excepción del pensamiento), pero cuando se empieza, entonces todo se vuelve como un tornado, y se come hasta la saciedad extrema.

Por esta razón, la publicidad de consumo incita a empezar, porque saben que una vez que se empieza, difícilmente nos sabremos detener. No se puede dejar una bolsa de las llamadas "de cafeteria" (patatas, ganchitos, bollería...) a medias. Si se empieza no se sabe terminar.

En la adicción funciona a ley:



  • 1 es demasiado

  • 20 son pocas

La persona que padece una adicción, debe aprender a no comenzar, a no empezar con una cosa que más tarde le conducirá al desenfreno. Debe reconocer (aceptar) que tiene un problema.

No se puede resolver un problema si no se es consciente de tenerlo, y en las adicciones puede costar años, con demasiada frecuencia, cuando el problema ya esta tan enquistado que se necesita hacer un importante trabajo de recuperacion personal. Las personas del video reconocen que tienen un problema, este es el primer paso para afrontar su solución.



El siguiente paso es reconocer la naturaleza del problema. La naturaleza del problema de la adicción es que "algo" que se ha apoderado de tu voluntad y por mucho que luches frontalmente, no te puedes liberar.






El alcohólico debe saber (debe aceptar), que si empieza con una copa, ya no podrá detenerse.






Su recuperación pasa por aceptar que no puede, que si empieza ya no sabe terminar.


Bill, después de arruinar su vida en multitud de ocasiones, consigue dejar de beber, esta convencido que no volverá a tomar alcohol. Lleva meses sin beber, y tiene que salir de viaje, su esposa tiene miedo de dejarlo solo. Él esta seguro, que no habrá otra racaída. Pero... tiene que enfrentarse al Bar, verlo le produce escalofríos... y deseo de tomarse una copita. Intenta distraerse, pero todos los caminos le conducen al bar. El cine... no le gusta el cine... leer... buf... vaya aburrimiento. Finalmente sucumbe, y decide entrar. Pero en el último segundo logra darle esquinazo a la situación y salir de allí con la excusa que había entrado sólo para pedir cambio.

El otro Bill, tiene unos kilos de más y quiere perderlos, resiste el primer asalto, y rechaza el perrito caliente. Pero cuando su novia empieza a pedir en el restaurante, se derrumba y pide de todo, cuando ha empezado ya no sabe terminar. Todo es poco.







El, alcohólico, y en general, cualquier persona que acabe teniendo un problema de adicción, y la comida es un claro ejemplo.

El problema es que hay un trato diferencial, no se ve igual un bocadillo que una copa de coñac. Siempre pensamos que estamos a tiempo de rectificar.


No se percibe igual el abuso con el alcohol, que con la comida, y en el fondo es el mismo problema, una incapacidad de detenernos ante algo que nos hemos prometido miles de veces que "no lo volveré a hacer".

Por esta razón, cuando no se hace bien, siempre se piensa que el lunes será diferente, o que con tal dieta, irá todo mucho mejor. Y no funciona. Es decir:



  • Pretender resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.














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