¿Tienes unos kilos de más?
¿Has decido comer menos, o privarte de algunos alimentos para quitarlos?
Que sepas que tu proyecto está condenado al fracaso.
Si comer menos fuera tan fácil todo el mundo estaría delgado. Nadie quiere unos kilos de más, si fuera un problema de voluntad, todo el mundo pondría toda su voluntad para estar flacucho, como los modelos que aparecen en las pasarelas.
Lo que ponemos en nuestros platos es la medida que necesitamos para sentirnos satisfechos, es nuestra medida de la felicidad.
Si intentamos reducir nuestra medida de la felicidad con una dieta desequilibrada y/o pobre en determinados nutrientes, todo terminará con episodios de hambre que harán que tu proyecto fracase.
Se debe tener un conocimiento racional sobre lo que hay que comer, y qué determinados alimentos se pueden reducir. Para ello hay que hacer un borrón y cuenta nueva sobre la manera que te alimentas y buscar un tipo de alimentación que te haga sentir bien, y que no pases hambre. Si no pasas hambre hay control.
Reglas básicas:
Desayuno dentro de la hora en que te levantas.
3 comidas principales y 2 tentenpiés.
Limitar los alimentos refinados y/o extremadamente procesados.
Limitar las bebidas azucaradas al máximo, ni abusar de las light, la mejor bebida es el agua.
“Entender las etiquetas”. De la misma manera que miramos las etiquetas para comparar precios, saber leer correctamente los contenidos nutricionales de los alimentos, no exclusivamente las calorías que aportan, sino también el resto de los componentes.
Para los que no les gusta el deporte, ejercicio moderado, en forma de actividad física, andar un mínimo de 40 minutos al día.
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